El pelinegro tomó la botella de perfume, había pasado casi un año desde que no lo usaba; dudó un instante, pero, al final, roció aquel aroma cítrico, que le traía tantos recuerdos, sobre su cuello.
“-no me resistí, el aroma es tan fresco como tú – había dicho su novio al entregarle la botella, él inmediatamente lo abrió y dejó caer unas gotas sobre su cuello, provocando que, el más alto, siguiera con sus labios el recorrido de aquel liquido.”
Miró el calendario, pronto sería su cumpleaños, el primero que pasaría solo.
Guardó su uniforme y salió de su departamento. Amaba caminar bajo la lluvia y, aunque ahora aquellas caminatas lo pusieran nostálgico, no las cambiaría por nada.
“-El paraguas se ha roto Sungmin, ¿cómo planeas que salgamos?
-caminemos bajo la lluvia –rogó- tal y como en las películas, caminemos abrazados sin que nos importe nada más que nosotros y nuestro amor- el menor comenzó a reír, sin duda su novio pasaba demasiado tiempo viendo aquellas películas románticas, demasiado cursis para su gusto, aún así, no se negó, salieron, y antes de que pudieran completar por lo menos la mitad de su camino, sus trajes ya se encontraban completamente empapados, se detuvieron, comenzaron a reír ante tal escena, que si bien no era nada romántica, terminó con un dulce beso.”
La lluvia comenzó a caer con más fuerza y él apresuró su paso.
-limpia tus pies en el recibidor, no quiero que todo el suelo quede mojado – su amigo y compañero de trabajo, siempre solía recibirlo de ese modo, pues detestaba tener que limpiar una y otra vez, Sungmin obedeció, le dedicó una sonrisa a Donghae y entró al cuarto de empleados para ponerse el uniforme.
-¡Listo!-expresó con voz risueña – disculpa que me tardara Donghae, pero no encontraba mi gafete
-Está bien –el menor le sonrió tiernamente- entonces me iré –su turno había terminado; entró a la habitación de empleados y se despojó del uniforme –por cierto Sungmin –se dirigió a él antes de abandonar el lugar- aquel conejo que tanto te gustaba, se ha vendido minutos después de que llegaste, estoy seguro que el chico que lo escogió lo hizo para sí mismo, cuando entró miraba a todos lados y solo se calmó cuando lo encontró, además no pidió que lo envolviera
-vaya… eso es bueno, aunque, yo deseaba comprarlo en cuanto nos pagaran, realmente lo quería- se quejó haciendo un puchero
“-¡Por Dios, Sungmin!, ¡acabas de cumplir 25 años! ¡te he comprado una de las mejores botellas de vino y en vez de agradecerme lloriqueas por qué no te compré un estúpido conejo rosa! Ni siquiera yo que soy menor me intereso en esas cosas.”
-tendrá que ser en otra ocasión, ¡hasta mañana Min!- finalizó su compañero
-¡hasta mañana!
En cuanto su compañero se fue, encendió la radio, la misma estación del día anterior, la misma estación de siempre, una donde solo se escuchaban baladas; por lo menos, esperaba poder escuchar la voz de su antiguo amor por éste medio.
Una joven pareja entró a la tienda, iban tomados de la mano; la chica se acercó a preguntarle si tenían “muñecos para parejas”, asintió y les mostró un par de ositos que vestían camisetas de color rosa con letras bordadas que, al ponerlos juntos, formaban la palabra “AMOR”.
-además incluyen anillos emparejados
-¡son hermosos!- la chica estaba maravillada -¿Cuál es su costo?
-está bien cariño, los compraré para ti, por favor envuélvalos –él chico no había dudado ni un poco al ver feliz a su chica
-gracias por su compra- no le importaba que la gente opinara que trabajar en una simple tienda de regalos fuese poca cosa, el hecho de estar ahí y saber que podía ayudar a alguien a encontrar el regalo perfecto para sus seres queridos o para ellos mismos lo hacía feliz
-¿podemos comprar un pastel de chocolate?- escuchó decir a la chica mientras abandonaban el lugar, el chico asintió
-todo lo que quieras cariño- y los perdió de vista
“-¡te compré un pastel de fresas¡
-¿Qué? La compañía me ha pedido que haga dieta, lo necesito para mejorar mi imagen, ¡pensé que me ayudarías y en vez de eso ¿traes un pastel?!
-pero… es nuestro postre favorito…
-no, es TU postre favorito, no el mío, si quieres hacer algo bueno, déjate de tonterías y compra cosas de provecho”
Había sido un día tranquilo, el clima era, probablemente, el causante de ello. Tomó su chaqueta y abandonó la tienda, pero no regresó a su departamento, en su lugar, entró a un bar cercano, se sentó en la barra, pidió una cerveza y la bebió lentamente.
“-¡Kyuhyunnie!-un chico alto, de rasgos muy masculinos, una sonrisa encantadora y un cuerpo bien trabajado que se notaba aun con el elegante traje que vestia, se acercó a saludar a su novio- no pensé encontrarte por aquí
-¿te pido algo?
-lo mismo que estas tomando
Sintió curiosidad, su novio no solía ser tan amable con nadie, en cambio, a ese chico le hablaba como si se tratase de su mejor amigo, incluso, le había ofrecido un trago.
-¿Kyuhyun? ¿no nos presentaras? –su voz se había vuelto suplicante, pero no le agradaba estar siendo completamente ignorado
-¿m? si, Sungmin, él es Siwon, también es trainee; Siwon, él es Sungmin…
-soy su novio- se apresuró a decir, extendiendo su mano para estrechar la del compañero de Kyuhyun, en cambio el chico solo arqueó las cejas y sonrió de una manera forzada
-Siendo así, no quiero molestarlos- se acercó y susurró algo al oído del menor, quien le devolvió una sonrisa, y se fue”
-Si tomas solo y te emborrachas, no habrá nadie para que te lleve a tu departamento –la voz de su amigo lo sacó de sus pensamientos
-Hyuk, solo es una cerveza, no amaneceré tirado en la calle, además, ¿Qué haces tú aquí?
-te había dicho que conseguí un trabajo como mesero, hoy solo tengo medio turno, espérame una hora más y te acompañaré
-no, está bien, solo vine por una cerveza, ya me voy
-¿otra vez has estado pensando en él? –el pelinegro asintió- en dos semanas es tu cumpleaños y en tres harás un año soltero, ¡deberías estar feliz y planeando una doble fiesta!
-estoy bien, sabes que las fiestas no son lo mío, te veré después –se puso de pie, sintió la mano de su amigo tomando su muñeca
-Min… no te vayas… -bajó su mirada –solo, espérame un minuto, iré a decirle al gerente que necesito irme y luego le repondré las horas
-no, está bien, te esperare – se rindió, el más alto se mostró satisfecho ante la respuesta y no tardó en traerle otra bebida para hacer más amena su espera
“Había perdido la cuenta del numero de mensajes que había enviado y de las veces que había marcado sin obtener respuesta, estaba preocupado, su novio, desde que había sido aceptado como trainee, siempre traía consigo su móvil, se resignó y continuó cocinando, era su aniversario y quiso pensar que tal vez Kyuhyun le tenía preparada alguna sorpresa y por ese motivo no se había podido contactar con él.
Se había asegurado de que el departamento estuviera perfecto, había preparado la comida favorita de su amado y aun tenía tiempo suficiente para ducharse y arreglarse.
Se vistió con su camisa preferida, aquella de color rosado que le había regalado Kyuhyun en su primer aniversario, hacia ya tres años, y que solo utilizaba en ocasiones muy especiales, unos pantalones de un negro liso y sus zapatos, nuevos, los cuales lucían mas que impecables, peino su cabello hacia atrás y roció sobre su cuello suficiente perfume haciendo que el aroma a cítricos cubriera completamente la habitación.
Quince minutos antes de que llegara Kyuhyun, era tiempo suficiente para llevar la ropa sucia al cuarto de lavado y regresar a recibir a su amado. Sacó la ropa del cesto y un suave ruido de algo que había caído sobre la alfombra llamó su atención, era el móvil del menor, al parecer lo había dejado olvidado en el bolsillo del pantalón que había utilizado el día anterior. Se sintió aliviado de saber que ese era el motivo por el cual no había podido contactarlo, levantó el pequeño aparato y lo colocó sobre la mesita de noche, lo miró fijamente, tal vez borrar todos aquellos mensajes desesperados y el registro de llamadas no estaría mal. Lo encendió, afortunadamente no tenia contraseña, entro al menú de mensajería y comenzó a borrar uno a uno los mensajes que había enviado, de pronto, un nombre distinto al suyo apareció en aquella lista de “no leídos”: Siwon; sabía que no debía revisarlo, imaginó que era algo referente al trabajo, quizá le avisaba de alguna junta de la compañía, pero su curiosidad fue mayor.
‘Amor hoy tuve un evento en Busan, pero no he olvidado nuestra cita, llegaré un poco tarde, pero ahí estaré. Por cierto, ¿ya has hablado con tu novio? He sido paciente, pero no soporto la idea de seguir siendo el “otro”, te amo y te necesito solo para mí’
El aparató resbaló de entre sus manos, aquel mensaje tenía que haber sido enviado por error, quizá Siwon se había equivocado, quizá quería enviárselo a otro miembro de la compañía con el que salía, con otro miembro que tuviera un novio… un novio al que claramente le estaba siendo infiel…además, era imposible que Kyuhyun y él tuvieran una cita ese día, Sungmin le había pedido que llegara temprano y él no podía olvidar su aniversario.
Miró su reloj, pasaba de media noche, había esperado tres horas pero su novio aún no llegaba, tal vez se había quedado a practicar un poco más, o tal vez había tenido un accidente y estaba en el hospital, pero como había olvidado su móvil no se había podido comunicar con él, cualquier idea le parecía aceptable al lado de imaginar que Kyuhyun podría estar en ese momento con otro hombre.
Dos de la mañana, él seguía sentado a la mesa, esperando, la puerta se abrió de golpe permitiendo la entrada de un Kyuhyun visiblemente borracho, corrió a ayudarle pero el menor rechazó sus manos.
-¡No me toques!¡puedo sostenerme solo!
-claro que no puedes –paso por sus hombros el brazo derecho de su novio y con su brazo izquierdo lo sostuvo de la cintura, le ayudó a subir las escaleras y una vez dentro de la habitación lo recostó sobre la cama, le quitó los zapatos y desabrochó su camisa y su pantalón- ¿ha pasado algo en la compañía?¿porque estas así de borracho? Tú no te embriagas fácilmente…
-salí con unos amigos, ahora, déjame dormir
-¿¡Estabas con Siwon!?- no pudo callarlo más- acaso… él y tú…¿hay algo entre ustedes?
-No te importa lo que hay entre mis amigos y yo- a pesar de arrastrar las palabras su voz parecía seria y molesta- ahora, ¿podrías dejar de molestarme? Quiero dormir
-te estuve llamando toda la tarde, pero no contestaste
-olvidé mi teléfono
-lo sé, leí tus mensajes –confesó- sé sobre la cita que tuviste con Siwon- su voz comenzó a quebrarse, sentía como su pecho se oprimía con cada palabra
-¿y? ¡Por favor! No empieces con tus niñerías, no estoy de humor para tus escenas, ¿Cuántas veces necesito decirte que tengo sueño? Puedes venir a chillarme mañana
-¿Cómo pudiste salir con él? ¡Era nuestro aniversario! ¡Te pedí que llegaras temprano! ¡Arregle el departamento y preparé la cena! Pero, aun así ¿preferiste irte con él?
-¡si!- gritó de forma explosiva- ¡prefiero a Siwon que a ti en todas las formas posibles! Él no me hace ridículas escenas de celos, no me pide que le compre estupideces de niña ni hace berrinches cuando algo le molesta, me ayuda en el trabajo, prefiero hablar con él que contigo, prefiero pasar mi tiempo a su lado, y ¿sabes qué? También lo prefiero en la cama.
Sungmin guardó silencio, salió de la habitación y una vez que estuvo en la sala, rompió en llanto.
No esperó el amanecer, aprovechó el profundo sueño de Kyu y empacó sus cosas, por suerte la maleta había sido suficientemente grande para toda su ropa, miró su reflejo en el espejo, ¿Cómo habían llegado a ese punto? ¿Cuándo había dejado, su amado Kyuhyun, de quererlo?¿que había hecho mal? Desabrochó la camisa rosa que aun vestía, la dejó tirada en el suelo y antes de salir dejó una nota en la mesita de noche.
‘Kyuhyun: No tengo por qué seguir soportando todo esto, he dedicado cuatro años de mi vida a tratar de hacerte feliz, he dado todo lo humanamente posible de mi parte, pero, claramente he fracasado.
No te estorbaré mas tampoco, ahora puedes ser feliz al lado de Siwon.
Y a pesar de pesar de lo que ha ocurrido esta noche, te agradezco cada uno de los buenos momentos que pasamos juntos, por favor, sigue luchando por tus sueños.
Cuidate.
Adios.’
Abandonó el departamento, sabía que su amigo EunHyuk lo recibiría sin problemas y fue a él a quien acudió. Pasó días enteros llorando, apenas y probaba bocado, pero Hyuk había estado todo ese tiempo a su lado, cuidando de él y brindándole consuelo. Vivió con él cerca de medio año, hasta que consiguió aquel trabajo de medio tiempo en la tienda de regalos.
-No es necesario que te mudes, sabes que disfruto de tu compañía, ahora ésta también es tu casa
-Gracias Hyukkie, pero no quiero seguir siendo una carga, además, he conseguido ese departamento a un gran precio, aun así, no te libraras de mi –bromeó- te vendré a visitar muy seguido
-como quieras, déjame, pero me quedaré con los niños –señaló un par de osos de peluche que Min había llevado a casa semanas atrás- tú no puedes darles el amor y cuidados que yo les doy- dramatizó haciéndolo reír
-está bien anchoa chantajista, quédatelos –lo abrazó- te quiero, gracias“
Miró su vaso, estaba vacío, al igual que la botella que tenia al lado. ¿Cuánto había bebido?¿cuánto tiempo había pasado? Faltaban cinco minutos para que su amigo terminara su turno, o eso creía, lo buscó con la mirada, pero había demasiada gente y toda se veía borrosa. Había tomado más de lo que podía soportar. Se resignó, colocó sus brazos sobre la barra y recargó su frente sobre ellos, no le quedaba de otra que esperar ser rescatado por Hyuk.
Sintió como alguien se sentaba a su lado, pero no volteó, si era Eunhyuk tendría que hablarle.
-una copa de vino tinto- pidió aquella voz. Vino. Ahora odiaba el vino. –Francés está bien –aquella voz le era tan familiar, debía estar realmente borracho para estarla escuchando.
-¡Sungmin! ¡Ya he terminado! Ahora podemos… -los ojos del joven que se había sentado junto a Min no ocultaron su sorpresa, volteó a ver al chico que se encontraba a su lado, quien seguía con el rostro oculto -¿Qué haces aquí?
-Es un bar, puedo venir cuando quiera- El mayor reaccionó, no solo había escuchado ya la voz de su amigo, sino que además, estaba hablando con aquel sujeto a su lado, se levantó y miró a ambos atónito.
-Kyu…Kyuhyun…- trató de ponerse de pie, pero en cuanto abandonó su asiento perdió el equilibrio, unos brazos lo sostuvieron a tiempo, evitando que cayera –suéltame, puedo sostenerme solo
-Tonto, mírate, apenas y puedes hablar
-Déjalo, yo me hare cargo –Eunhyuk extendió sus abrazos, arrebatando al mayor de los brazos de aquel chico
-¡No me vuelvas a poner tus sucias manos encima!- Sungmin aprovechó la poca coordinación que poseía, tomó la copa de vino que se encontraba en la barra y la vació completamente sobre el traje del menor.
El rostro de Kyuhyun había tomado un tono rojo, haciendo visible su enojo. Abandonó su asiento y jaló al mayor del brazo evitando que se fuera.
-¿Qué crees que has hecho? ¡No te vas a ir así como si nada! –su autocontrol lo estaba abandonando
-¡Basta Kyuhyun! ¿No vez como ya está por TU culpa? Suficiente daño le has hecho, solo déjanos ir
El menor bajo la mirada, si, estaba molesto, pero aquellas palabras tenían razón, ya le había causado suficiente daño, volvió a su lugar y pidió una nueva copa. Desde aquella mañana no había hecho más que pensar en él, había deseado tanto poder verlo una vez más, había corrido tras la sombra de su recuerdo, pero ahora, ahora lo había tenido a su lado y no había sido capaz de nada más que de empeorar la situación. Tal vez lo mejor era tratar de olvidarlo, esta vez olvidarlo en serio. No. Le era imposible. Estaba arrepentido. Quería, no, anhelaba una oportunidad más para verlo. Ahora, no lo perdería otra vez.